Por Dante Sosa
La jornada de ayer terminó siendo histórica para la Selección de Uruguay: después de 22 años sin poder hacerlo, dado que la última vez que había sucedido en el Estadio Centenario fue en julio del 2001 por las Eliminatorias rumbo al Mundial de Corea-Japón 2002, la Celeste venció a Brasil en casa, con un contundente 2-0.
Los dirigidos por Marcelo Bielsa hicieron valer su historia y disminuyeron las individualidades brasileñas, incluso generando que Neymar salga reemplazado en el primer tiempo a raíz de una lesión que sufrió, momento que fue bisagra y marcó un antes y un después en el partido ya que, luego de eso, todo fue de Uruguay.
Darwin Núñez fue el gran héroe de la noche convirtiendo el primer tanto con un potente cabezazo de esos que suele tener en el Liverpool o mostraba en Benfica, y luego asistiendo a Nicolás de la Cruz en el complemento en una jugada a pura garra charrúa para que el mediocampista de River Plate solo la empuje y sentencie el 2-0 definitivo.
Lo más positivo para Bielsa no fue el resultado en sí -que de todas maneras fue una victoria más que importante-, sino la forma en la que se dio, con Uruguay siendo ampliamente superior colectivamente a un Brasil reducido que no encontró los caminos para generarle mayores problemas a Sergio Rochet. El DT argentino logró que se dé algo inédito, y que ni siquiera Óscar Tabárez pudo hacer.
Además de la victoria después de tanto tiempo ante Brasil, el Loco hizo posible algo que sucedió muy pocas veces en la historia: la hinchada Celeste coreó el famoso “ole, ole” a los jugadores brasileños en pleno partido, con todo lo que eso conlleva espiritualmente y lo difícil que es conseguir tal identificación con el equipo en poco tiempo.
05/07/2024
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